Todavía la recuerdo como si la hubiera visto recién. Colorada con corte carré, de ojos
achinados y pómulos rosados, redondos y voluptuosos, como si quisieran explotar ante
alguna sonrisa desaforada. No se su nombre y mucho menos de donde viene. Pero se
donde está, y casi que podría leerle la mente. Sentada en la humanidad de algún solemne
caballero que se banca la parada está tocando las puertas del cielo. Ella tiene la vista
clavada como un dardo que busca el centro, se llena los ojos de imágenes que difícilmente
olvidará. Empuña sus manos y se las lleva a la boca, quizás no quiere que lean sus labios,
yo más bien creo que es para contener un poco toda esa emoción que nace en su corazón.
Se le pianta un lagrimón, lo enrolla entre los dedos y la lanza hacia delante, como ofrenda a
quienes la hacen sentir. No es una más en medio del mar.
Eran las 9 de la noche del viernes y la cita está cada vez más cerca, “Pastilleros” poco a
poco llegaban al encuentro. La noche se hacía sentir erizando algunas pieles, el invierno
estaba con nosotros o por lo menos no quiso perderse el festín.
Hacía ya algún tiempo que no se los veía por estos pagos, La Rioja 1150 sería la sede en
esta oportunidad como en tantas otras, más precisamente la Plaza de la Música.
Dos bandas nos recibieron con grandes destrezas como previa. Ambas locales “Trebolares”
y “Los Ustedes” para calmar con un poco de rock las ansias de los que esperaban el plato
principal.
A falta de media hora para las 23 las luces se apagaron, los gritos ensordecedores le dieron
la bienvenida a quienes vinieron a ver. El bajo tomaba la lanza y lanzó los primeros acordes
de la noche en el inicio de “Tantas Escaleras”.
Dos días después de cumplirse un nuevo aniversario de su primera presentación, la banda
haría un repaso de sus mejores. Revercionando algunas y reviviendo otras que hace
bastante que no tocan. Y mientras siguen repasando su último material “Paradojas”, se
preparan para lo que será el lanzamiento de su próximo dvd en la segunda mitad de este
año.
Vientos de un lado, piano del otro, guitarras y bajo en el centro y el “Piti” con su barba
espartana encabezando, revientan una chacarera que hace temblar las piernas de unos
cuantos. La armónica en el final sirve de “Inercia” para que aquella pareja que estoy
observando, se miren fijamente mientras él la abraza y le dedica esa partecita que, aunque
sea poco, significa el todo lo que por ella siente. “Amar y envejecer” será solo parte del trajín
del tiempo, que poco entiende de las causalidades. “Hasta acá nos ayudó Dios, saber
cuando parar dependerá solo de nosotros” parecían decirse.
Una basta lista de canciones nos deparó el encuentro con las pastillas, que entre letras te
dejan un mensaje, un llamado a la conciencia. “No crean nada de lo que vean en la
televisión” afirma con fuerza, la misma con la que escribieron “Absolutismos”, “Desde la
postura” y “Gobiernos Procaces”.
“En filigranas de baile. comenzaban su paseo” para explicar que es Dios, mientras de fondo
las Malvinas cubrían la pantalla con la bandera pintada, seguida de imágenes de una
Habana inmortalizada con “La Creatividad” que los destaca
El momento más emocional de la noche llegó de la mano de “Rompecabezas de amor”, “Me
juego el corazón” e “Historias”. Tiempos de abrazos fuertes y corazones pegados. Delante
mío ellas dos, con sus brazos entrelazados alrededor de sus cuerpos, se notaba la fuerza
de sus mano, mientras la armónica espléndida hacía de las suyas.
El final se acercaba de a poco, pero indudablemente lo mejor estaba guardado para ese
momento. “Locura y realidad” marcaba los últimos pasos del “Enano”, seguido de “¿Que
hago esperando un puto as? y la vuelta de un clásico como “Calipso” que. aunque hacía
bastante que no tocaban, la ocasión ameritaba para “apoyar a las madres que cultivan para
sus hijos.
Luces verdes y el fuego emergiendo desde el fondo se anunciaba la última “Vuelta de
tuerca”, tres pibas al pie de la letra se cantaban entre sí, mirando al cielo, como buscando
que sus palabras hechas canción alcancen a alguien que no tiene la menor idea de que es
parte de aquello. “Viejo Karma” cerraba una noche a pura Pastillas, una Plaza colmada en
medio de un pogo intenso, despedía a una de las bandas más significativas del momento.
Una verdadera fiesta en la Docta que contó con todos los ingredientes dignos de un manjar.
Otra vez el “Cowboy” hizo de las suyas junto con los suyos, la manija fue saciada por el
momento.
Cobertura realizada por Nahuel Navarro, fotografías Martín Cornejo para www.delaviejaescuela.com
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